sábado, 25 de mayo de 2013

http://www.youtube.com/watch?v=lN6TJ9Jm6K4 Bienvenido a la caverna de la noche de tu corazón. La luz alumbra el camino hacia ninguna parte, hacia la nieve blanca que anida en cada uno de nosotros. a los paisajes interiores que tenemos en el corazon, a la ventana de nuestro pecho. Donde anida un fue eterno alumbrando nuestra vida. Nuestra vida que no es vida ni es vida. En el mas alla de la logica y la razón solo hay nubes que alumbran tu vida. American type writer. No pienses. Solo escribe. Se feliz. Respira. Ven a comerte un pastel a mi casa. Tomaremos te. Tocaremos la guitarra la pandereta y la acordeon. Y silbaremos canciones que nos gusten. Y la gente aplaudira como en el principio de un concierto! HAY HERMANO! Podríamos sentirnos más vivos que esto? Suena una guitarra española en tus oídos. Hay algo que se parezca más a un cuento después de esto?

American Type writter

1 Harry tenía una maquina de escribir de color rojo. En ella escribia todas las cosas que le pasaban por la cabeza, y por el higado. Él era un tipo raro de Nueva Orleans. Tenia pelos en su pequeño pecho, que se dejaban asomar de su camisa de cuadros rojos y blancos comprados en una tienda vintage. En el pasado, Harry era EX-adicto al opio, a los programas de tele-tienda de la tv, a los canales de pornagrafia heavy en internet, a comer como un cerdo hambriento. Cuando comia multiplicaba el sonido de un cerdo por 200. y a los videojuegos de supermario. Él mundo giraba alrededor de sus estados de ánimo. Era una tormenta. Dos dias estaba deprimido. Dos dias estaba vivo. Y asi....vivia Harry. 2

lunes, 7 de febrero de 2011

domingo, 14 de noviembre de 2010

Primera lección


Mal del siglo es una expresión, original de Chateaubriand (en francés Mal du siècle), empleada como tópico literario para referirse a la crisis de creencias y valores que se desencadena en Europa en el siglo XIX, especialmente en el contexto del romanticismo.
Se trata de un sentimiento de decadencia y hastío, de lo inútil y vano de la existencia, que afectó profundamente a los jóvenes e impregnó la literatura de la época. Son muchos los exponentes de este sentimiento colectivo, pero el más representativo es el Werther de Goethe (que acaba suicidándose), hasta el punto de que el mal del siglo se conoce también como el Mal de Werther (en alemán Werther-FieberFiebre de Werther, que produjo una oleada de suicidios mímicos). La literatura romántica y la novela gótica desarrollaron un gusto por lo morboso y por las personalidades enfermizas y autodestructivas (los antihéroes), tanto en los personajes ficticios como en los reales (Lord ByronMariano José de LarraEdgar Allan Poe, etc.) En ese aspecto, fueron similares algunos movimientos literarios de la segunda mitad del siglo XIX (simbolismodecadentismo, los denominados poetas malditos -VerlaineBaudelaire-, etc.)


Causas, precedentes y prolongación en el tiempo

Se considera que este malestar se debe al vacío existencial dejado por el racionalismo de la Ilustración. La cultura ilustrada y la tradición de los enciclopedistas franceses habían destruido de forma empírica las bases metafísicas y religiosas de la sociedad tradicional, y esto deja sin respuesta a las nuevas demandas de sentido. Algo similar ocurriría en el siglo XX durante el período de entreguerras (1914-1939) con eldadaísmo, el surrealismo y otras vanguardias artísticas y literarias (Virginia WoolfAlfonsina Storni -ambas suicidas-), en la posguerra de la Segunda Guerra Mundial (1945) y en los años cincuenta con elexistencialismo (SartreCamus), el teatro del absurdo o la generación beat, y que se prolongó en determinados aspectos de la denominada revolución de 1968.
Este sentimiento que se atrubuye a la denominada «crisis de la modernidad», aparece representado ya, sin embargo, en las palabras de Salomón en el Eclesiastés:
Porque ni del sabio ni del necio habrá memoria para siempre; pues en los días venideros todo será olvidado, y lo mismo morirá el sabio que el necio. Por tanto, aborrecí la vida, pues la obra que se hace debajo del sol me era fastidiosa, por cuanto todo es vanidad y aflicción de espíritu. Asimismo aborrecí todo el trabajo que había hecho debajo del sol, y que habré de dejar a otro que vendrá después de mí.
Eclesiastés, 2, 16-18